Una mezcla entre caos y aburrimiento me hizo salir de casa e ir al cine (por no perder la costumbre). Como Ángeles y Demonios estaba lleno hasta la bandera porque era el día del estreno, me metí a ver algo de la misma línea no trascendental. Una película para pasar el rato que se viene diciendo.
Y volvemos a lo mismo: personajes flojos sin ninguna dimensión, historia trivial y austera que podía haber dado para mucho más, y protagonistas muy atractivos.
Lo metemos en la batidora con un poco de sangre y violencia gratuita por aquí y por allí, batimos bien y ¡voila!: Puños de asfalto. Un pseudodrama romanticón, e insisto en lo de pseudo porque ni drama, ni romanticismo por ningún lado. Es más si alguien hubiera sacado unas garras en mitad de uno de los combates hubiera pensado que estaba viendo Lobezno otra vez. Pero por faltarle en esta el prota no se quita la camiseta hasta el final de la película…
La banda sonora es muy a los “Step Up to the Street”, él es muy a lo “Step Up”, la fotografía es muy a lo Step Up, pero la pasión por los puñetazos no se puede comparar con la pasión por el baile porque hasta le falta de eso.
Yo entiendo que las películas antitrascendentales son necesarias para la humanidad, que algunos nos la buscamos pagando por ver eso, pero por lo menos que le pongan entusiasmo y no echen toda la carne en el asador en el tráiler. Un poco más de gancho… en todos los sentidos.
