lunes, 21 de noviembre de 2011

Amanecer I, el ocaso de los vampiros (y gracias)




Una vez más este año, nos disponemos a comenzar a despedirnos de una saga para “adolescentes”. Tras el final de Harry Potter nos enfrentamos ahora al principio del final de la saga Crepúsculo, una saga que muchas echarán de menos, y otras rezamos porque termine antes de que vaya a peor.


El argumento del film es el de siempre: chica enamorada de vampiro y hombre lobo enamorado de chica. Y entonces llega la debacle. Lo que hasta ahora había sido un amor adolescente más bien tirando a puritano pseudoerótico pasa a convertirse en una historia esperpéntica y desagradable que roza todos los tópicos sobre las relaciones y que provoca más de una arcada visual y argumental.



Es cierto que la materia prima de la que parte esta película es exactamente lo que utilizan como argumento, un sinsentido plagado de moralinas y de tradición familiar aberrante. El problema principal reside en que en los libros las actuaciones de los personajes vienen explicadas por unas emociones que les embriagan y que las justifican a la perfección, mientras que en el film la voz de los personajes se pierden para mostrarnos a unos caracteres planos, interpretados por unos actores inexpresivos, y acompañados de una dirección sanguinolienta que no llega a lo que debiera o se pasa, depende de por dónde pretendieran orientar el film.


En resumen, de las mejores novelas de amor adolescente de los últimos tiempos hemos conseguido las peores películas de vampiros de toda la historia del cine, y con Amanecer I han conseguido lo imposible: hacer lo malo peor y más aburrido, a través de una historia lenta y que no transmite. Y todo esto dejando de lado los dudosos valores morales que esconde como tufillo de fondo.


¡Huyan, antes de que les muerda un vampiro y les dé por casarse!