jueves, 7 de abril de 2011

Crebinsky: una historia para soñar



En palabras del propio Director (y guionista) del film Enrique Otero, la principal razón por la que hay que ir a ver “Crebinsky” es que es una película diferente. No se acerca para nada a lo que el espectador está acostumbrado a ver proveniente del cine español. Entre sus influencias y referentes contamos desde el realismo mágico y la tradición oral gallega al cine balcánico como el de Emir Kusturika, pasando por otros como el cine mudo, o el cine francés de delicatesen. Esta curiosa mezcla, salpicada de la comicidad infantil y loca de sus protagonistas (Sergio Zearreta y Miguel de Lira, también guionista del film), nos deja como final una historia incapaz de ser clasificada dentro de un género, o como ellos mismos dicen, una historia degenerada, que bebe de todas las fuentes.

La historia comienza y se lleva a cabo desde la simpleza aunque con un trabajo muy elaborado. Dos hermanos, los Crebinsky , y su ternera se ven arrastrados durante un diluvio y terminan viviendo en la costa, cerca de un faro, sin percatarse de lo que en realidad ocurre fuera de sus límites: la Segunda Guerra Mundial. Lo peculiar de este marco es que esta tratado desde el punto de vista de los dos inocentes protagonistas que nos limitan la mirada a ese entorno de cuento en el que hasta esta gran guerra no tiene más remedio que ser algo cómico y secundario, como una pincelada sin importancia en el universo irreal de los Crebinsky.

La apuesta empieza siendo arriesgada desde el segundo uno, diez minutos de animación nos cuentan cómo han llegado los protagonistas a la situación actual. Un comienzo muy interesante y adecuado para la estética de cuento de humor poético que envuelve todo el film. Y a mitad de la película hace una breve pero interesante aparición el “engoyadísimo” Luis Tosar que además es coproductor de la película. Su papel, como siempre, una maravilla: dicción perfecta en inglés interpretando a un alto mando militar americano que se ve envuelto en un gracioso problema con unas piñas.

No es de extrañar que a la vuelta del Festival de Málaga hayan conseguido unas cuantas filas de admiradores (absolutos fans del saludo particular y rural de los Crebinsky y el Premio ALMA Mejor Guionista Joven Biznaga de Plata. Además durante el mismo festival se entregó a Luis Tosar el Premio Málaga.

En definitiva, una película particular que por lo menos logará sacar a los espectadores una gran sonrisa.