jueves, 27 de enero de 2011

Mil cretinos: desespérate contándolos de uno en uno




El mundo está lleno de cretinos, eso es indudable. La pregunta es, si ya estás condenado a vivir rodeado, ¿por qué hacer una película sobre ellos? Ventura Pons lo cree necesario, así que se pone manos a la obra y recoge en su película quince historias sobre la estupidez humana en la que consigue agrupar mil cretinos. Pero no todo el mérito es suyo, el film es una adaptación de relatos de Quim Monzó, con quién ya había trabajado previamente el director en “El por qué de las cosas” hace dieciséis años.

La película se divide en tres partes (será que está de moda eso de dividir las películas). La primera parte se desarrolla en la época actual y son las historias escritas por el personaje protagonista de la tercera parte. Y aquí acaba la relación entre los trozos de la película. Es como si hubieran hecho un montón de cortos y los hubieran pegado con superglue para que les quedara un largo. Problema de esto, la película no es uniforme y a ratos te puede gustar como a ratos la puedes odiar. La segunda parte por otro lado está inspirada en el teatro catalán de finales del siglo XIX y principios del XX y en el cine mudo. Son seis relatos reescritos sobre personajes de cuentos tradicionales como la Bella Durmiente o Robin Hood. Hubiera sido una propuesta interesante como película individual pero que en el film se inserta con calzador y sin explicación ninguna. La tercera parte habla de la relación del escritor con sus ancianos padres, y de su vida con ellos y menciona de pasada la relación del autor con los personajes a los que da vida (incluidos los de la parte dos). Quizás sea la más digna de ver porque habla sobre la vejez y la muerte, e incluso hace referencia al título de la película.

La falta de cohesión en el film hace que se haga tedioso y pesado. El director, por la forma que tiene de tratar alguno de los relatos, debía de buscar que el espectador se desespere e inquiete mientras observa las situaciones que ocurren. Es lenta, muy lenta, y eso ayuda a la intranquilidad y al desasosiego. Pero al fin y al cabo, produce la misma sensación que cuando en tu vida diaria te relacionas con un cretino, ¿podemos llamarlo realismo?





RED: “La Daga de Rasputín” a la americana




Lo mejor que un espectador al uso puede hacer a la hora de ver RED es lo contrario a lo que estáis haciendo ahora, es decir no leer nada, no saber nada, ir al cine sumidos en la ignorancia total. Porque es la única manera de que disfrutéis de algo de la película. Los diez primeros minutos para ser concretos, una historia de amor entre un pensionista y la teleoperadora encargada de enviarle el cheque mensualmente, cargado de trasfondo social, de interés, de visualidad… y entonces aparecen unos tíos con metralletas y se cargan la película. El argumento es sencillo: un agente de la CIA retirado es atacado por alguien porque sabe demasiado y para defenderse hace corrillo con todos sus amigos jubilados, la Red de Espías Desactivados. Está basado en una miniserie de cómics escrita por Warren Ellis y el artista gráfico Cully Hammer y publicada por DC Comics entre 2003 y 2004; y cuenta con un elenco excepcional.

Por eso mismo, una película con semejante reparto (Bruce Willis, Morgan Freeman, John Malkovich y Helen Mirren) no puede permitirse llegar hasta ese punto de frivolidad cómica absurda, lo que si se le permite gracias al presupuesto americano es que haya una explosión cada cinco minutos. Vamos, lo que viene siendo la versión americana de “La Daga de Rasputín”, y sí, con rusos y todo. Claro que siendo americana, la parte de acción por lo menos es más explosiva. Hablar de comedia de acción se está convirtiendo cada vez más en un eufemismo de película mala, lo triste es que actores de ese calibre se presten a semejante despropósito. No vuelvan a intentarlo, quédense en la acción a secas que por lo menos un James Bond en versión tercera edad sin pretensiones cómicas es digerible.






Incendies, la nominada canadiense a los Óscar



Nunca se sabe todo sobre aquellos que nos rodean, y sin duda esta es la premisa desde la que arranca este film. Una madre deja en su testamento a sus hijos dos cartas, una para el padre (que ellos creían muerto) y otra para el hermano (cuya existencia desconocían). Pero los secretos de la vida de la fallecida Nawal Marwan van mucho más allá. Provienen y se extienden hasta su Líbano natal. Sus hijos no tendrán más remedio que viajar hasta los orígenes de su familia para poder entregar esas cartas y que el espíritu de su madre descanse en paz.

La película, nominada ya oficialmente al Oscar a Mejor Película de lengua extranjera, es en realidad una adaptación de una obra teatral escrita por Wadji Mouawad, natural del Líbano. Su director, Dennis Villeneuve, se vio casi obligado a hacer esta adaptación por el sentimiento que le invadió al ver por primera vez la obra “Me quedé sin aliento, como cuando vi por primera vez Apocalypse Now”. Las intenciones a la hora del rodar el film estaban claras, no se buscó ahondar en la cólera existente por la Guerra Civil del Líbano, sino profundizar en ese tema: “El territorio de INCENDIES es un campo de minas históricas”.

El argumento de la película se balancea entre el odio generado por las dos partes beligerantes, en un continuo de acción-reacción. Pero tras este campo de batalla entre Cristianos y Musulmanes, el auténtico incendio se prende en la vida de Nawal, un personaje que vamos descubriendo al tiempo que lo hacen sus hijos, cuya fortaleza y espíritu asombran al espectador. Sin embargo, todo lo que descubrimos sobre su vida es oscuro y traumático hasta el punto de que el argumento llega a dar demasiadas vueltas y se torna poco creíble por su ultradramatismo. En mi opinión, demasiado enrevesado y demasiado sádico, y con un final lleno de casualidades del Destino que provoca que el espectador salga de la pantalla de un bofetón. Si algo es de agradecer es que a pesar de este guión tan quemado por las situaciones de guerra es que se hayan ahorrado la explicitud de los hechos más traumáticos, aunque no verlos en detalle no impide la sensación de malestar que provoca todo el film.

Lo principal de la película sin duda alguna es la vida de Nawal, que sacada de su entorno político, es el argumento de cualquier culebrón de sobremesa. Esto se aliña con el clima belicista y las desgracias, sin profundizar en el origen del conflicto ni en el conflicto en sí mismo. Lo que hace que el film no arda en la hoguera de las malas críticas de milagro es la extraña mezcla de todo.




miércoles, 12 de enero de 2011

La Daga de Rasputín: la comedia de "Los Serrano"

Un Anillo para gobernarlos a todos.
Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las
tinieblas… digo… ¡una daga!



Sí, así con una forja épica, seguida de un viaje a Egipto, Atila y demás mitos empieza “La Daga de Rasputín”. Incluso incluye la voz grave de leyenda que toda película épica tiene que tener. A todo esto se le une una cárcel a lo “Celda 211”, esta vez con Resines haciendo de preso y el resto del reparto de “Los Serrano”: Bonilla (Director del film y actor protagonista), y Antonio Molero. Sin duda la cosa fue barrer para casa. Como ellos mismos confiesan, estaban muy a gusto trabajando juntos en televisión y decidieron hacerse una peli. Pero que nadie se confunda, esto es una comedia, una de las que toda la vida hemos llamado “españolada”. Qué porqué… porque a esta curiosa mezcla se le unen Carolina Bang, recién nominada a los Goya, con un acento ruso y mucha carne al aire y Carmen Arche haciendo de choni, también enseñando carne. Faltan los Santos, pero ya se encarga de rezar durante toda la película en su papel de piadosa del Señor, María Barranco . Por si a este coctel español castizo le faltaba algo, en el reparto se incluye a Andrés Pajares, haciendo de “Generalísimo Ruso” y al peculiar Juan Luis Galiardo, en el papel de otro ruso llamado Zadkin. ¡Ah! Que casi me dejo las escenas de sexo y el lesbianismo. Si tuviera que añadir algo más a esta calificación de género diría que es una comedia del ridículo, como ir al circo a ver a los payasos de la tele.



El guión flojea, para qué lo vamos a negar. Los chistes son poco inteligentes (con alguna excepción haciendo mención al Presidente de los Estados Unidos), las situaciones ya se han visto en innumerables ocasiones y se ha depositado toda la fuerza de la película en el elenco de actores. Sin embargo, Juan Luis Galiardo afirma que “va a ser el éxito del año porque da al espectador lo que necesita: diversión”, la gran pregunta es: ¿es lo que el espectador quiere?


A lo mejor, deberíamos pasarnos a la comedia seria, a la cuidada y mimada que hace que sonrías nada más ver el cartel, o que reflexiones ante el espejo cómico que te ponen delante, porque seamos sinceros, a estas alturas de la película (nunca mejor dicho) los espectadores lo hemos visto todo y por poner a cuatro paletos en Rusia no vamos a reírnos hasta reventar. Es más, queremos ver cosas nuevas, nuevos “tipos de españoles”. Si van a hacer una comedia, háganla bien, qué sabemos que es más difícil que hacer drama, pero no caigan en lo de siempre.


Si algo positivo hay que destacar es que estos tres actores tienen carisma, son capaces de hacerte ver la película hasta el final, e incluso hacértela dinámica y llevadera. Entretenida. Se estrena el 14 de enero.


En resumen, paletos con la daga para arriba, paletos con la daga para abajo, rusos a por la daga, todos a por la daga… y al final quién se lleva la todo poderosa daga de Rasputín a casa? ¡Pues yo! Y con alguna foto extra de recuerdo.




Aunque sin duda hubiera preferido llevarme esto.



martes, 4 de enero de 2011

También la lluvia, una joya del cine español



El agua, abrimos el grifo y sale, de vez en cuando cae del cielo, forma parte de nuestro día a día y estamos acostumbrados a que sea así. Pero en el año 2000 en Cochamba (Bolivia) les impedían el acceso a ella. La llamada “Guerra del agua” inspiró a Paul Laverty para escribir el complejo y sofisticado guión de “También la lluvia”. El guionista, impregnado como siempre de su afán político y social, ha construido una trama perfectamente enhebrada que trata además el tema del colonialismo imperialista español en la época de colón y el cine dentro del cine. De este modo, Iciar Bollaín, directora del film, se ha encontrado con tres historias dentro de una única película: el metacine, el colonialismo y la guerra del agua, y con toda la confianza de guionista y productores depositada sobre ella ha sabido dirigir la película hacia una sola y perfecta historia protagonizada por Luis Tosar, Gael García Bernal, y el primerizo y fantástico Juan Carlos Aduviri, sin cuya maestría actuando la película hubiera perdido muchísimo.


Juan Carlos Aduviri

Si de algo tenemos que quejarnos es de un desenlace algo precipitado, quizás guiado por lo precipitado de los acontecimientos que tienen lugar en la película. Pero es precisamente esa rapidez narrativa lo que tiene en vilo al espectador durante todo el film. La conexión y diálogo entre todas las historias es lo que provoca que la película sea tan intensa, y a un tiempo da lugar a la reflexión. La fotografía que ha sido muy mimada, ayuda a la cohesión total del film. Y sin duda, dentro de esta maravilla del cine español y posible candidata a los Óscars, tropieza Gael García, que no ha sabido llevar a su personaje a la locura obsesiva que se le atribuye y lo ha dejado en un mediocre boceto de lo que podría haber sido, y cuya falta se nota más ante la extrema calidad de la actuación del resto del reparto.