No se puede decir que sea precisamente una película corriente. Es extraña en su tratamiento y provoca extrañeza y confrontación de sentimientos en el espectador que a veces se siente aturdido. Es violentamente política y es alemana. Todo esto suma un buen coctel molotov que te engancha en la espiral violenta del film sin que te dé tiempo a adaptarte a los giros. Es larga pero rápida y abarca un periodo interesante de la historia alemana como fueron las revueltas estudiantiles que derivaron en terrorismo durante la época de Vietnam y las décadas siguientes, una periodo histórico prácticamente desconocido en el cine y ante el que el espectador se presenta desarmado.
La actuación es genial, y eso a pesar de que el film se mantiene al margen de los sentimientos de los protagonistas, los muestra desde fuera y sin entrar en ellos y aún así consiguen llegar. Nos acompañan durante casi tres horas de película y vemos su evolución a lo largo de las décadas para observar inermes como se les va de la mano su propia historia. El vínculo que nos une a ellos al principio se trabaja y se destruye, la simpatía desaparece y la culminación de los personajes es perfecta, están magistralmente descritos y caracterizados.
La dirección por parte de Uli Edel es admirable, consigue que la representación de los personajes y situaciones se coloquen en su lugar exacto, nos muestra lo que quiere que veamos y provoca con los planos y las situaciones hasta que llegamos a sentir exactamente esa sensación convulsa que busca toda la película.
El gran fallo es la falta de constancia a la hora de narrar, a veces frena la historia en cosas insustanciales y otras la acelera demasiado, es el problema de intentar contar demasiadas décadas en 3 horas (una película más que se une a extender en exceso su duración). Pero al menos suele ser rápida y no se hace pesada.
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